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Philippe Starck se vale de la inteligencia artificial para diseñar el futuro

Todo diseñador sueña con la oportunidad de trabajar en un proyecto verdaderamente único. No hay duda de que las nuevas tecnologías pueden ofrecer la ocasión de hacerlo, de lo que puede dar fe un creador y visionario de fama mundial.

Philippe Starck —el genio que se encuentra detrás de diseños que van desde mobiliario hasta viajes espaciales, pasando por objetos domésticos y hoteles— ya puede añadir un nuevo logro a su impresionante curriculum vitae: ser el diseñador de la primera silla industrial creada por la inteligencia artificial (IA) en colaboración con humanos.

philippe starck portrait
Philippe Starck. Foto cedida por Starck Network/JB Mondino.

La silla, que han bautizado A.I, es el resultado de la colaboración de Starck con Kartell, fabricante italiano de mobiliario contemporáneo, y Autodesk Research. Starck aportó una visión global para la silla, tras lo cual unos avanzados algoritmos de diseño generativo produjeron un sinfín de opciones adaptadas a las necesidades de producción de Kartell y su proceso de moldeado por inyección. La silla A.I supone un salto adelante en la historia de la colaboración entre humanos y máquinas y estará disponible en las salas de muestras de Kartell en verano de 2019.

A continuación, Starck nos desvela algunas de sus ideas sobre el presente y el futuro del diseño, la experiencia de trabajar con diseño generativo y el momento en el que la tecnología será capaz de brillar con luz propia.

Siendo alguien que no tiene ordenador, ¿qué se siente al usar tecnología de diseño generativo, en la que el ordenador se convierte en un compañero de diseño?
No tengo ordenador porque, para mi trabajo —ser creativo— soy más rápido que cualquier ordenador del mercado. Y, sobre todo, porque mi campo de creatividad es ilimitado. La persona más creativa del mundo con el mejor programa del mundo solo puede ejercitar su creatividad, su idea, dentro de los límites de la imaginación, el talento y la inteligencia del programador. Es como si una mosca de inteligencia y talento increíbles estuviera volando en el interior de un cubo de paredes invisibles. Todos estos sueños tienen limitaciones. Obviamente, la situación cambiará con el próximo advenimiento de una IA con talento propio. En unos años tal vez vea posible aumentar mi potencial creativo con una herramienta así.

¿Cómo describirías la silla A.I que has creado mediante diseño generativo?
He diseñado docenas de sillas razonablemente bien hechas, ingeniosas y diversas. Pero después de todos estos años, me doy cuenta de que todas salen del mismo cerebro: un cerebro que pertenece a la misma especie animal y, por lo tanto, al mismo tipo de inteligencia y pensamiento lógico. En otras palabras: aunque me devane los sesos en todas direcciones —si es que alguien ha conseguido hacer tal cosa—, aunque todos seamos genios y grandes diseñadores, siempre se nos ocurrirán básicamente las mismas cosas. Nuestro ADN, nuestros “antecedentes”, nuestra estructura no nos permite hacerlo de otra forma. Me empezaba a aburrir, pero tengo grandes esperanzas puestas en que la IA me saque de este gueto creativo.

Cuando vi al gran maestro del ajedrez, Garri Kasparov, vencido por un ordenador, tuve un sueño en el que yo era él. Nos hallamos en ese preciso momento: Kasparov perdió en ciertas circunstancias; yo luché bajo ciertas circunstancias también. La silla A.I es el inicio de una libertad inmensa —una gran revolución— que las revoluciones humanas ya no pueden ofrecer.

Foto cedida por Kartell

¿Cómo encaja la silla A.I en tu ética personal del ”diseño democrático”?
El diseño democrático no es un estilo. Es un humanismo que aspira a mejorar la calidad en todos los aspectos —culturales, cualitativos, tecnológicos— de modo que disminuya el precio y se pueda compartir con tantas personas como sea posible. La IA debería ser capaz de optimizar todos los parámetros del diseño democrático. Y al no salir ya de mi cerebro, ya no solo será del agrado de las personas que tienen el mismo cerebro que yo, sino que también le gustará a una especie de cerebro universal.

¿Cuál es el reto de diseño más extraordinario con el que te has encontrado?
La memoria cultural de los programadores [que se encuentra detrás de los algoritmos avanzados de diseño generativo]. Me llevó varios años detectar y eliminar todo rastro humano del raciocinio de una IA. Al fin, el raciocinio humano fue dando paso a un raciocinio vegetal que no me satisface demasiado pero que, pese a todo, es un comienzo vital.

Echando la vista hacia tu trabajo en arquitectura e interiores, ¿aplicarías tecnología de diseño generativo a, por ejemplo, un hotel?
Es una idea interesante, pero increíblemente complicada. La función es un aspecto fundamental de un hotel, pero es bastante fácil de comprender. Lo importante es la función humana y sentimental, que es difícil de evaluar para un ser humano y aún hoy parece difícil de evaluar por una inteligencia generativa. Pero la pregunta es un desafío en sí mismo: ¿por qué no intentarlo?

Axiom habitation module by Philippe Starck
Célebre por sus tradicionales diseños de hoteles, Philippe Starck opta por lo extraterrestre en sus diseños para la estación espacial comercial Axiom, como se ve en esta imagen de su módulo habitacional. Foto cedida por Starck Network.

¿Cuál es el percance más gracioso con el que se ha topado diseñando?
Una vez recibí una llamada de teléfono de muy mala calidad de una persona a la que quiero mucho, pero cuya lengua materna no es el inglés. Me encargó un velero de 45 metros. Me pasé seis meses desarrollándolo. Me sentía orgullosísimo hasta el día en el que se lo presenté a este amigo mío. Le costó entenderlo; fue la primera vez que me mostraba una atroz falta de entusiasmo. Fue entonces cuando entendí que no era un barco de 45 metros lo que quería, sino uno de 145. Aún me avergüenzo de aquello.

¿Cuándo sabes que un proyecto o un diseño está terminado?
Los diseñadores entienden que un proyecto está terminado de dos formas: la primera es sentirlo en las entrañas. Hay algo de mágico en ese método. La segunda opción, tras un ejercicio de análisis, es entender que el éxito es el equilibrio perfecto de todos los parámetros que hacen que el diseño propuesto sea justo, bueno y merecedor de existir.

“La labor del diseño […] es intentar que las obligaciones cotidianas sean soportables, de modo que lleguemos a amarlas.”―Philippe Starck

¿Qué es lo que más te emociona o te da más esperanza en el futuro del diseño?
Lo más emocionante del diseño es comprender que se trata de una actividad temporal que se remonta, del modo en el que lo conocemos, a mediados del siglo XX, y que desaparecerá a mediados del siglo XXI. La parte inteligente de la producción humana se rige por la estrategia de la desmaterialización: tendremos mucho más con mucho menos. Hoy en día la labor del diseño, no sin una gran dosis de ingenuidad, es intentar que las obligaciones cotidianas sean soportables, de modo que lleguemos a amarlas. Pero eso no es cierto: nunca llegaremos a amar a una cafetera, por muy bueno que sea su diseño. Este fracaso anunciado terminará cuando desaparezca la cafetera, y nosotros con ella. 

¿Crees que la tecnología es capaz de albergar genialidad?
Hoy en día no lo es, porque depende de una memoria limitante que la castra. Sin embargo, solo tenemos que darle un poco más de tiempo a la IA para que le crezca el corazón, que la haga capaz de emociones aún más sofisticadas. El día que se enamore, que tenga miedo, que tenga deseos y sueños, ese día alcanzará la genialidad.

Acerca de

Erin Hanson es redactora jefe de Redshift y licenciada por la Facultad de Periodismo de la Universidad de Missouri. Le encanta la música, la comida, el vino y la gramática (no necesariamente en ese orden).

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